Los lápices Alpino
No podemos imaginarnos una clase de primaria sin estuches de lápices de colores y, de los cuales, los más recordados son los lápices Alpino. A lo largo del tiempo, podemos pensar en generaciones enteras de niños/as que los han usado para colorear sus dibujos.
Lápices Alpino nació en Anglés (Girona) en 1933, en una fábrica familiar de juguetes en la que trabajaban los hermanos Masats. En 1943 se fundó como marca y, tres años después, se trasladó a Barcelona.
En sus inicios, Alpino se comercializaba en una pequeña caja metálica con una etiqueta muy llamativa, con unas montañas de fondo, un bosque, un prado, un ciervo y una señal con un lápiz como mástil. Durante los siguientes años, los lápices han ido creciendo en variedad de colores y en formato de comercialización, pero esa imagen ha permanecido intacta, convirtiéndose en su sello. Todo aquel que vea el ciervo en el prado, sabrá que se trata de los lápices Alpino.
Lápices Alpino es un referente en el mundo de la papelería, tanto por sus cánones de calidad, como por su evolución en nuevos materiales. Además, sigue siendo uno de los objetos más rememorados en la etapa escolar y un regalo perfecto para cumpleaños y/o como regalo de Reyes.
Marina Macías de Casas
- DIMENSIONES: Altura 12 cm, diámetro 7 mm, mina de 3 mm resistente al agua
- PESO: 150 gramos
- MATERIAL / SOPORTE: Madera de cedro. Estuche de cartón
- CONTEXTO CULTURAL: Desde 1943 hasta la actualidad
- AUTORÍA: los hermanos Masats