Canicas

González Murillo (2010) y Díaz Lucea (1996) exponen que existen numerosos vestigios acerca del verdadero origen de las canicas, ya que se han encontrado restos tanto en el Antiguo Egipto (la tumba de un niño egipcio de alrededor del año 3000 a. C), Grecia (niños jugaban con canicas hechas a partir de materiales preciosos) y la Roma Precristiana (huesos de aceitunas, avellanas, castañas o piedras). También existen vestigios que apuntan a que podrían haberse utilizado en la América precolombina, llegando a Chile sobre el siglo XIX.

Además de como elemento lúdico, las canicas se han utilizado también en artesanía, como objetos de decoración (collares, pulseras que denotaban el poder socioeconómico de la persona).

En educación, los tres usos más recurrentes de las canicas han sido:

• En los ábacos, donde se le otorgaba un valor decimal a cada cuenta (unidad, decena, centena, unidad de millar, etc.).
• El ya mencionado enfoque recreativo, donde poniendo una piedra o elemento, los jugadores debía de ubicar sus canicas lo más cerca del elemento de referencia, desplazando las canicas de los demás jugadores. Quien no ha jugado durante el recreo o por las tardes con los amigos a las canicas.
• Desde los años 90, las metodologías activas han empleado las canicas para realizar juegos tangibles de asociaciones para explicar los diferentes sistemas de medida (sistema decimal y sexagesimal) similares al ábaco, pero permitiendo un uso más intuitivo (González Murillo, 2010).

En la actualidad, el uso de canicas es inferior al de etapas históricas anteriores debido a la proliferación de los deportes de masas (futbol, baloncesto, tenis, etc.), además de la desaparición del juego en las calles y plazas de la mano de las tecnologías de la información y la comunicación, así como los videojuegos y redes sociales.

Miguel Ángel Yunta Ibarrondo