En la actualidad, el acceso libre de la infancia a los espacios exteriores de juego está cada vez más restringido: la ciudad no está pensada para la infancia y tiene grandes carencias entre las que destaca la escasez de espacios lúdicos.
Sin embargo, esta reflexión sobre la importancia social del juego no es algo novedoso. A lo largo del siglo XX, arquitectos y urbanistas ya reflexionaban sobre la importancia de los espacios de juego y exteriores para la infancia. Así apareció el concepto playgrounds de la mano de arquitectos como Aldo Van Eyck, que afirmaba que éstos deben ser lugares donde el niño se sienta en casa y donde reconozca un mundo pequeño dentro del grande.
Y es que el espacio urbano es fundamental para la infancia, pues en él se desarrollan actividades de psicomotricidad gruesa, exploración y juego, que mejoran la salud y fomentan el desarrollo adecuado del aprendizaje social.
Bajo este contexto, el patio de recreo cobra cada vez más importancia. Éste se ha convertido en el vínculo principal entre escuela y ciudad, constituyendo uno de los pocos espacios urbanos en que niños y niñas puede jugar de forma libre relacionándose e interactuando con el medio. Destaca la obra del fotógrafo James Mollison, (2015) en su serie de fotografías Playgrounds, en las que muestra la pluralidad y la riqueza de relaciones sociales que se suceden en los patios de recreo de todo el mundo.
Además, es el lugar preferido del colegio para niños y niñas. Tradicionalmente ha albergado las actividades al aire libre asociadas al concepto de recreo y al deporte. Sin embargo, y de la misma forma que ocurre con el aula, el patio de recreo ha evolucionado transformándose en un espacio de experimentación y movimiento que permite la adquisición de conocimientos y valores mediante el juego. En patio no solo se tratan las relaciones aula-patio, sino las relaciones colegio-patio-ciudad, entendiéndolo como un espacio público desde donde vencer las desigualdades.
En esta línea, el diseño de los patios de recreo tiende a generar espacios flexibles y transformables. En estos, el sujeto pertenece a una colectividad, pero también dispone de espacios más privados, generándose zonas amables que atienden a la diversidad de personas que lo habitan. Así, por ejemplo, un buen patio de recreo deberá garantizar la elección entre diversidad de juegos y actividades, generándose zonas tranquilas, semiactivas y activas. Además, ya que la ciudad y el patio de recreo han de mantener un diálogo continuo, estos últimos han de estar abiertos al exterior, mediante actividades y horarios que permitan a la ciudadanía y a las familias a formar parte de él. Numerosos proyectos e iniciativas han surgido en los últimos años, como “Micos”, dirigido por el estudio de arquitectura Pez Arquitectos, que han elaborado una guía publicada por el Ayuntamiento de Madrid, llamada “Guía de Diseño de Entornos Escolares”.
En definitiva, el patio de recreo comienza a adquirir un carácter multifuncional y urbano. Un ejemplo de ello es el patio de recreo del CEIP Luis de Góngora, que alberga un huerto escolar y un equipamiento deportivo abierto al barrio.
El huerto es mantenido por alumnado durante el horario de clase y pretende ampliar el aprendizaje, ofreciendo una mayor variedad de juegos y espacios lúdicos. Este elemento marca el paso del tiempo a través de la caída de las hojas, la salida de las flores, la caída de los frutos…, al mismo tiempo que ofrece un paisaje cambiante a lo largo del año. Así, los niños aprenden las estaciones y los diferentes procesos naturales en un espacio tranquilo que además pone en valor la flora del lugar. La diversidad de espacios y equipamientos garantizan la variedad y libertad del juego. No se trata de rechazar los juegos de pelota, sino de ofrecer una mayor variedad en el juego, considerando no solo el sexo, sino también la edad y las diferentes condiciones del alumnado.
Además, el centro alberga un equipamiento deportivo que da servicio no solo al propio colegio sino a la propia ciudad, garantizando un patio de mayores magnitudes que los centros vecinos. La consideración del patio del recreo como un equipamiento urbano aporta a la propia ciudad, al centro y al alumnado, ofreciendo unas instalaciones bien mantenidas y de grandes dimensiones. En esta línea el CEIP Luis de Góngora refuerza el nexo ciudad-escuela, subrayando la importancia del patio de recreo como espacio multiusos y abierto a la ciudadanía.
No obstante, la mejora del uso de los patios de recreo es un tema de actualidad y aún queda un largo camino que recorrer. Repensar los espacios educativos, y por tanto la educación, suponen repensar la sociedad en la que vivimos y sus formas de habitar, pues constituyen un fiel reflejo del modelo de sociedad en que vivimos.
Esta reflexión compleja solo se puede llevar a cabo mediante la actuación conjunta entre arquitectura y pedagogía, entre otras muchas disciplinas. La primera de ellas interviene en los parámetros físicos y constructivos del patio de recreo, que de forma indirecta regulan las actividades que en él se realizan; mientras que la segunda, estimula la capacidad de juego, entendido como una actividad que puede ser enseñada y aprendida.
Tan solo mediante la interdisciplinariedad se pueden llegar a mejorar los entornos escolares.
María Herrera García
Arquitecta. Máster en Cambio social y profesiones educativas
Referencias bibliográficas
Mollison, J. (2015). Playground. Series of 59 photographs of school playgrounds: https://www.jamesmollison.com/playground
Serrano, P., Laredo, P., Peña, L., Dorronsoro, P., López, M., de Blas Gutiérrez, M., & PEZarquitectos, S. L. (2017). Micos: Guía de diseño de entornos escolares. Ayuntamiento de Madrid.
Van Eyck, A. (1954). Thinking the city. https://thinkingthecity.com/2016/04/03/alisonpeter-smithson-y-aldo-van-eyck-construccion-y-lugar/
Herrera García, M. (2022). Pedagogía y Arquitectura: Los patios de recreo. Trabajo Fin de Máster. UMA.