Mesas y sillas de EGB
Los pupitres, que este mes son nuestra pieza del mes, son las mesas y las sillas que llegaron a nuestras escuelas con la puesta de marcha de la EGB tras la aprobación de la Ley General de Educación de 1970.
La historia de los pupitres escolares permite ver la evolución de la educación. Cuando comenzó a ser obligatorio ir a la escuela, a mediados del XIX, no había pupitres sino bancos corridos, capaces de albergar más o menos niños según las necesidades y largas mesas. Se denominaban cuerpos de carpintería. En ellos no había un espacio delimitado para cada alumno. A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, los catálogos de material pedagógico fueron incorporando mesas-bancos, casi siempre de importación. Los grandes cambios en el mobiliario escolar vinieron de la mano de las teorías pedagógicas e higiénicas que a comienzos del siglo XX fueron introducidas por Montessori, Dewey y Decroly, entre otros. Se propusieron mesas planas con sillas independientes que, al principio, se introdujeron en las clases de párvulos manteniéndose, en primaria pupitres bipersonales, en los que a veces se podía levantar la tapa de la mesa para que los alumnos guardaran allí sus cosas, o en otras se podía levantar el asiento. En estos casos, ya cada alumno tenía un espacio delimitado.
Las mesas y sillas verdes, que todos reconocemos y que reemplazaron a los pupitres anteriores, en los setenta, eran de madera y estructura metálica. Tanto la mesa como la silla estaban recubiertas de un material plástico que facilitaba su limpieza. Debajo de la encimera de la mesa, había una estructura donde se podían dejar libros, cuadernos, etc. a la vista.
Uno de los principios pedagógicos que la LGE quería promover era la agrupación flexible de los alumnos y el trabajo en grupo. Es decir, el alumnado podía hacer una actividad individual, otra en parejas, otra en grupos de cuatro… y para ello era conveniente contar con mobiliario flexible. Sin embargo, en parte debido al excesivo número de alumnos por clase, en la mayoría de los casos los maestros dispusieron las mesas en filas individuales o en filas de dos, que se separaban en caso de controles de evaluación. Poco a poco pudimos ir viendo distintas disposiciones del mobiliario, dependiendo de las actividades a realizar, la edad del alumnado y de las preferencias de los docentes.
Carmen Sanchidrián Blanco